Itzelín Mata[*]
Resumen: Este artículo versa sobre la migración en tránsito por México en caravanas y grupos familiares como estrategia de inversión social para disminuir la vulnerabilidad y garantizar la seguridad y supervivencia de los migrantes. Las nuevas formas de organización migratoria se examinan desde las perspectivas macro, meso y microestructural de la migración, y se incluye la perspectiva de género como elemento importante para el análisis. Se expone con casos concretos para enunciar la relevancia de esta manera de migrar y se concluye con una mirada más compleja acerca de la manera de atender políticamente este fenómeno.
Palabras clave: migración en tránsito, violencia, estrategias sociales, caravanas, familias.
Abstract: This article discusses transit migration through Mexico in caravans and family groups as a social investment strategy to lessen migrants’ vulnerability and guarantee their safety and survival. The new ways of migratory organization are examined from the macro, meso and microstructural perspectives of migration, and the gender perspective is included as an important analytical element. Concrete cases are presented to illustrate the relevance of this form of migration, and the article concludes with a more complex look at how to deal with this phenomenon politically.
Key words: transit migration, violence, social strategies, caravans, families.
Ni romantizar ni criminalizar la migración en caravana. Estas formas migratorias no son un capricho ni una necedad. De hecho, son estrategias de inversión social para garantizar la vida en la medida de lo posible. Se generan dentro de un marco de situaciones macroestructurales, como el desplazamiento forzado de acumulación por despojo —el capitalismo gore[1]—, que ponen de manifiesto la cantidad de abusos económicos y políticos en los lugares donde todavía existen recursos naturales muy diversos.
En el contexto de las caravanas estos grupos de migrantes se han vuelto más visibles. Este documento propone analizar los diferentes factores, tanto macro como meso y microestructurales, que se conjugan para expulsarlos de su país.
No solo hay migración masculina. FM4 Paso Libre detalla en un informe los nuevos flujos migratorios en que las mujeres son protagonistas[2] y entre los cuales hay grupos familiares con menores —incluso niños en edades muy tempranas, en etapa de lactancia o de crianza—, modalidad que también resulta ser una forma migratoria que les permite protegerse.
El presente artículo retoma el acto de migrar como estrategia de supervivencia y de inversión social, no únicamente económica. Para garantizar su seguridad y protección en el tránsito por México las y los migrantes han tenido que recurrir a diversas formas de migrar, como la migración en colectivo (caravanas, grupos por asociación o familiares).
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- Analizar el éxodo centroamericano: las causas macroestructurales
En Centroamérica la migración hondureña comienza su vertiginoso aumento en 2009 tras el golpe de estado en el que fue derrocado el presidente Manuel Zelaya. Con la llegada de Juan Orlando Hernández al poder, con una visión neoliberal, se instalaron diversos corporativos hidroeléctricos, mineros, petroleros… y el despojo de tierras comenzó.[3]
Los enfrentamientos entre los pueblos originarios y los corporativos generaron una exacerbación de la violencia en los lugares donde la privatización enfrenta disputas encarnizadas contra los activistas ecologistas que pretenden conservar y preservar los bienes comunes: los naturales.
Global Witness, organización que documenta los crímenes contra los ecologistas en el mundo, denuncia que “altos cargos políticos y élites empresariales” hondureños están ligados a una “violenta represión” de activistas que defienden sus tierras. Precisa que 123 ecologistas han sido asesinados en el país desde 2010 y alerta que Estados Unidos “debe revisar urgentemente” su apoyo a la industria, el Ejército y la policía de Honduras”.[4]
Al problema de acumulación por despojo “se suma la violencia cotidiana del narcotráfico y las pandillas, que hacen de Honduras el país más violento del mundo, y por lo mismo, el que ha generado en estos últimos años la mayor cantidad de personas que necesitan desplazarse”, según reporta FM4.[5]
En Honduras, con la Ley de Control de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Similares, “el Estado autoriza el armamentismo, al permitir que cada ciudadano pueda tener en su poder hasta cinco armas de fuego de uso comercial, lo que, unido a la cantidad de armas ilegales que circulan en el territorio, constituye una de las principales causas de la violencia en este país centroamericano”.[6]
El problema de las maras se suma a las causas de los desplazamientos forzados, según se ha documentado en los informes de FM4:[7]
La violencia se convirtió en una realidad común para la población centroamericana, alcanzando incluso los espacios íntimos y familiares, caracterizados cada vez más por su recurrente inestabilidad y fragmentación. Para los adolescentes y jóvenes la presión es aún mayor, pues son el tipo de personas más propicias para la conformación de las pandillas.[8]
La situación económica de los países del cono norte de Centroamérica, donde se registra aumento de la población joven, falta de empleo y precarización de la fuerza laboral, es otro factor que, como parte de la violencia estructural que prevalece en la región, detona la migración masiva.[9]
La persecución, los conflictos, la violencia generalizada y las violaciones a los derechos humanos han creado una “nación de desplazados” que, si fuera un país, sería el vigesimocuarto más grande del mundo.[10]
Por estas razones macroestructurales, además de las violencias a escala meso y micro, es que se ha visto el aumento de conjuntos migratorios y la movilización de las personas, incluso comunidades completas, en “cardumen”, de tal manera que los riesgos no se experimenten de modo individual.
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- Las caravanas como estrategia de seguridad y supervivencia
Los multitudinarios desplazamientos de centroamericanos por territorio mexicano comenzaron a realizarse con la organización de Pueblos Sin Fronteras[11] y con el nombre “Viacrucis de migrantes” (durante la Semana Santa).
Previamente, los migrantes se movilizaban en pequeñas caravanas que les permitían cruzar la frontera en colectivo y acompañados de modo que se garantizara su seguridad. Esto en virtud de que “las caravanas de migrantes constituyen una opción de movilidad que permite dar visibilidad, acompañamiento y protección a los migrantes por parte de organizaciones sociales, medios de comunicación, y organismos de derechos humanos”.[12]
Las primeras caravanas estuvieron conformadas por el grupo de madres hondureñas en busca de sus hijos desaparecidos. En su organización estuvo el Movimiento Migrante Mesoamericano, que organiza colectivos y mujeres para la búsqueda de sus familiares y la defensa de los derechos de los migrantes.[13]
En realidad, estas caravanas no tuvieron suficiente visibilidad sino hasta 2016, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó a posicionar el tema de la migración de Centroamérica hacia Estados Unidos en diversos medios de comunicación, particularmente en redes sociales como Twitter. Además, se dio un endurecimiento de las políticas migratorias en el vecino del norte, lo que provocó deportaciones masivas, controles fronterizos cada vez más cerrados y la réplica de estos controles en México.
Los operativos en nuestro país han incluido la presencia de la Guardia Nacional en la frontera, el aseguramiento de los migrantes en la zona y la detención de un mayor número de estos en el marco de un endurecimiento de las políticas migratorias mexicanas sobre el que advirtió la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).[14]
La caravana de 2018 se convirtió en un éxodo que creció poco a poco con la información que se difundía en medios de comunicación sobre los sitios por los que iba avanzando.
La Caravana inició el 12 de octubre de 2018 con 160 personas en San Pedro Sula, Departamento de Cortés, Honduras. Al día siguiente ya eran cerca de 1,300 personas, y el 14 de octubre, al llegar a Ocotepeque, más de 2,000. De acuerdo con la encuesta realizada por El Colef, casi la mitad de las personas (49%) se unió a la caravana en Honduras, 20.5% lo hicieron en Guatemala, 0.7% en El Salvador, 21.6% en Chiapas, 6.7% en otro estado de México y 1.7% en Baja California.[15]
En la encuesta realizada por El Colegio de la Frontera Norte[16] tras el arribo de la caravana migrante a Tijuana se detalla que la población era mayoritariamente masculina (casi 80%), jóvenes menores de 30 años (50% de la población), con la intención de quedarse o solicitar asilo en Estados Unidos (60% de la población). Solo 20% de ellos tenían pensado permanecer en México, cuestión que es importante resaltar por la situación de racismo y xenofobia que se generó durante el cruce de estas personas con argumentos como “México no los puede albergar”, “que los devuelvan a su país”, “son violentos y pretenden generar disturbios en México”.
Las caravanas se han convertido en una forma de organización que garantiza un cruce más seguro; aunque no por ello menos violento, pues se han registrado casos de enfrentamientos entre migrantes y autoridades migratorias de nuestro país. Incluso en 2021 ocurrió el vuelco de un camión con 150 migrantes en Chiapas, precisamente por las condiciones inseguras de su cruce y traslado.[17]
Lo que se reporta a continuación son, precisamente, casos de grupos o familias que siguen utilizando estas estrategias migratorias para cruzar, avanzar y asegurar su vida y su integridad física.
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- Casos de migración en caravana: el capital social como eje central de asociación para salvar la vida
El capital social funciona como “salvamento” para la migración en tránsito. Más aún, también puede implicar la relación con la propia familia, que a veces sirve como un punto de apoyo o de esperanza de reunificación con ella. Pero, en otras ocasiones, es la misma familia la que vulnera y agrede en el camino o, por ejemplo, en el caso de los hijos, son quienes dificultan su avance.
Es importante hacer la aclaración metodológica del análisis que se presenta a continuación. En primer lugar, se utiliza la etnografía crítica feminista para garantizar que los casos sean discutidos con el mayor apego a las historias de las mujeres migrantes, aunque también se narran casos de varones. La información pretende explorar la perspectiva de género a la par del análisis sobre el tránsito migratorio. También es importante considerar que las mujeres migrantes han sido entrevistadas en albergues, lo cual modifica considerablemente su experiencia migratoria y su vulnerabilidad, a diferencia de entrevistas que pudieron realizarse en la calle o con mujeres con experiencias posmigratorias. Por último, conviene aclarar que estos casos contienen información anterior a la pandemia, ya que este nuevo contexto ha hecho que incremente la situación de calle entre los migrantes.
El capital social nunca es totalmente independiente del capital económico y cultural de un individuo determinado ni de la totalidad de individuos relacionados con este, aunque no es menos cierto que no puede reducirse inmediatamente a ninguno de ambos.[18]
En el tránsito migratorio se observan redes amplias de relaciones que hacen posible que los migrantes logren su travesía. Estas redes colaboran con aspectos como las rutas que aquellos deben seguir y los lugares a los que han de acudir para obtener asilo, comida y servicios médicos. Esto permite que los flujos se realicen por canales establecidos por vínculos históricos, geográficos y culturales.[19]
3.1. Caso 1. La familia de Araceli y el capital social como estrategia de supervivencia
Araceli representa el caso típico de estrategias de avance por capital social. Ella y su esposo encuentran maneras de construir una red de relaciones que les permiten conservar la vida. Se tiene, por ejemplo, la salida en caravana junto con, aproximadamente, otros 170 migrantes, con quienes se protegen de viajar solos y en riesgo. En esa misma caravana vienen Elena y Mario, quienes desarrollan la misma estrategia para acompañarse, según se revela en la entrevista que se les hace a los tres, por separado, en Tijuana, donde pernoctan en diferentes albergues.
Araceli y su marido también cuentan con la protección de sacerdotes, periodistas y activistas sociales. Su caso es atípico en relación con otras mujeres, ya que su esposo sí es un vínculo central con quien desarrolla estrategias más complejas de avance en el camino, por ejemplo, el cruce estratégico hacia Estados Unidos: para evitar que los separen ellos cruzan en momentos distintos —como suelen hacerlo las familias centroamericanas que tramitarán refugio—, cada uno con un niño, y no es sino hasta en ese país cuando ambos se reencuentran.
Pero ¿por qué Araceli tiene estas condiciones que serían atípicas entre las mujeres hondureñas? Esta “suerte” está vinculada con un capital cultural más elevado que el resto, dado que el esposo era parte de un partido político en Honduras, y el motivo de salida no era la violencia intrafamiliar o la presión de las maras, sino la persecución política de la que huyen como familia nuclear completa.
Al respecto de su viaje Araceli, hondureña de 22 años, relata:
En ese viacrucis [a] nosotros nos llamó Amara Gutiérrez, del D.F., para que nosotros bajáramos al D.F. de Guadalajara. [Andrea González] es una [persona] que trabaja en un corporativo hotelero. Ella me estuvo apoyando en el D.F. Me dijo que regresara para el viacrucis de migrantes y lo bajamos ahí en el D.F. Íbamos de albergue en albergue, pero ya íbamos más seguros. En “vans” llegamos a Tijuana. Sí, veníamos juntas [se refiere a Elena, la otra salvadoreña entrevistada en esta misma investigación]. Ahí veníamos, estaba Doña Mary también, ahí la mayoría ya se entregaron a migración, veníamos como 170 personas. También, [veníamos] los cuatro. [Se detiene] ¡Ah, los tres, todavía no nacía él!
Pero esta no ha sido la única vez que ellos echan mano del capital social. También libran la vida gracias a la intervención oportuna de un periodista estadunidense que registra en video el intento de secuestro que sufrieron en la frontera de Nogales, Sonora. El evento sucedió meses antes de que se integraran a la caravana de Irineo,[20] un activista que transporta migrantes de Tapachula a Tijuana. Por el intento de secuestro, Araceli y su esposo fueron atendidos en el albergue para migrantes víctimas de violencia en el camino, el D.F., y recibieron la visa humanitaria.
3.2. Caso 2. Pareja por asociación y ventajas de migrar en caravana
Elena y Mario llegaron a Tijuana en junio de 2017 junto con otros cien migrantes en la caravana que organiza Irineo Mujica. Tenían la intención de permanecer en esa ciudad, pues, en comparación con El Salvador, Tijuana les parecía “el paraíso”.
Se entiende tal tipo de opinión como una manifestación del biopoder, que es un discurso de verdad de carácter vital que produce estrategias para la intervención sobre la estrategia colectiva[21] y la violencia simbólica. Esta última se define como la forma de dominación en que los dominados se adhieren con sumisión al orden de los dominantes[22] y guarda una estrecha relación para ejercer el poder sobre los inmigrantes centroamericanos, jóvenes y pobres, quienes terminan por catalogar a un entorno violento como Tijuana, con un lenguaje de verdad, como “el paraíso”, cuando en realidad han salido de un campo migratorio en tránsito en el que la constante es el terrorismo social desde su origen.
Cabe resaltar que el “paraíso” del que hablaba Mario era el albergue Roca de Salvación, ubicado en Cerro Colorado, una zona de muy alta marginación, calles de tierra, viviendas de tabique, cartón, sin alumbrado público y, posiblemente, sin servicios básicos en las viviendas. El albergue es una casa adaptada como iglesia en la que se viven condiciones de hacinamiento e insalubridad. Por ello, la violencia simbólica constituye el principal agente en la reproducción del ejercicio del poder, la administración del control y el mantenimiento del orden social.[23]
Es importante resaltar que, a pesar de los intentos de asalto en el trayecto, son Elena y Mario quienes viajan de manera más efectiva y rápida durante el mes que aproximadamente demoró toda su travesía de Tapachula a Tijuana. El tiempo de tránsito se recorta gracias a la caravana, que les sirve como defensa colectiva. Las otras mujeres migrantes no corren la misma suerte, pues tienen como temporalidad migratoria un mínimo de cinco meses durante los cuales se exponen no solo a mayores riesgos sino que, además, padecen cuestiones como enfermedades, fatiga crónica, acoso y violaciones.
Elena y Mario ejercen así su capital social como la capacidad de la persona de interrelacionarse y lograr la pertenencia y pertinencia a un grupo, así como la capacidad de movilizar en su favor tal capital de un grupo más o menos institucionalizado. Además, lo utilizan como estrategia de inversión social para mantener vínculos entre los migrantes, con las redes de albergues y con las instituciones que les proveen seguridad no solo personal sino colectiva.
Por ejemplo, Elena tiene familia en Estados Unidos; Mario, no. Él pretendía quedarse a trabajar en Tijuana para evitar arriesgarse a una deportación; ella buscaba ahorrar, contratar un coyote y pasar a California, donde la esperaría un tío suyo. Esta diferencia en el capital social entre Elena y Mario torna definitiva la opción de permanecer o cruzar la frontera norte. Por lo tanto, el capital social sí es definitivo para las estrategias de avance y de cruce.
A pesar de ser una mujer de la que no se esperaba nada, Elena ha sido quizá la que más protección en el viaje ha tenido. Y pese a las condiciones del albergue en que se encontraba, sin duda, el capital social invertido en sus estrategias de avance (la compañía de Mario y de la caravana) le evitaron una muerte anticipada.
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- Migrar en familia como estrategia de protección y supervivencia
En el estudio de FM4 Paso Libre[24] se entrevistó a 30 hombres que dicen no atreverse a viajar con niños. Y no solo eso, les recriminan a las mujeres que lo hacen. Y es que pensar en que una mujer viaje con menores de edad es muy complicado de entender, pero muchas de ellas no tienen más opción.
El capital social de las redes de parentesco, como el factor de supervivencia más importante en el viaje por México, es uno que desempeña un valor fundamental en el campo de la migración en tránsito cuando se logra desarrollar estrategias de mayor seguridad y resiliencia, incluso hasta salir de la vulnerabilidad.
Las redes familiares y la educación (capital social y cultural) proveen a los migrantes posibilidades para buscar trabajo y desarrollar estrategias de avance en el camino.
El grupo familiar constituye un eje de organización social prioritario en la vida de quienes migran, cuya importancia se acrecienta en el contexto transnacional. Situar el foco en las familias insertas en circuitos transnacionales permite explorar y delimitar las articulaciones entre lo macro y lo micro, entre la esfera productiva y la esfera reproductiva.[25]
4.1. Familia 1. Desiré (madre), 36 años y Acacia (hija), 20 años, Honduras
Desiré y Acacia son madre e hija que experimentaron el éxito migratorio, pues ambas ya tienen la ciudadanía mexicana. Pero su historia es similar a la de muchas otras hondureñas que han sufrido uno o varios intentos de trata para el servicio del crimen organizado en México; solo que ellas pudieron “salvarse” gracias a una estrategia de inversión social altamente compleja por parte de Desiré, la madre.
Las redes sociales, como son los lazos de parentesco, las redes comunitarias informales, las organizaciones sociales, etcétera, requieren inversión de tiempo y dedicación para el mantenimiento de estos vínculos, pero permiten beneficios en forma de flujos de solidaridad, capacidad de defensa de intereses y derechos, así como información (la cual resulta determinante para la capacidad de decisión y actuación del individuo).[26]
Estas redes sociales fungen como un capital social que no solo provee a los migrantes de pertenencia a un grupo social sino que implican la acumulación de información y relaciones con albergues e instancias políticas y gubernamentales que los acompañan y orientan, salvándoles la vida y aún más, ya que les posibilitan contar con acompañamiento en procesos legales altamente complicados, como el refugio y la ciudadanía, para garantizar sus derechos sociales y humanos.
Desiré fue la primera en salir de Honduras, hace casi cinco años, junto con su pareja migrante. Llegar hasta Guadalajara les tomó siete meses. Inicialmente, arribaron a Tenosique con el padre Tomás. La pareja de Desiré —que ya había viajado a Estados Unidos— decidió acompañar a su hermano a cruzar la frontera norte. Desiré lo esperó en Tenosique durante tres meses y llegó a pensar, incluso, que ya no retornaría a su lado. Pero un día, “milagrosamente”, como dice ella, retornó y emprendieron el viaje hacia Guadalajara. Luego, al darse cuenta de que el tránsito por México a través de los albergues sería sencillo, decidió regresar por su hija Acacia.
Desiré estaba embarazada de ocho meses. El capital social generado por medio de las redes familiares, es decir, de la protección entre madre e hija y del avanzado embarazo de Desiré, fungieron como elementos de seguridad para librarse de las autoridades estatales de migración y de criminales. Por ejemplo, en Tenosique intentaron secuestrarlas unos sicarios, que ellas asumieron podían ser narcos que querían llevárselas para trabajar en el campo. Pero el capital cultural aunado al capital corporal, manifestados a través de la fe y del embarazo de Desiré, las “salva”: “‘Déjalas, ellas no te sirven de nada”, nos dijo, “¿no miras que está embarazada? No te sirve de nada, déjala, déjala”, dice Acacia parafraseando a su posible tratante, un criminal que se conmueve ante el embarazo de Desiré y las deja ir.
La impronta de la violencia es el poder de los asaltantes, su control sobre la voluntad, sobre la personalidad o la identidad misma de las víctimas. Es también la forma de comunicación que adoptan los victimarios entre sí, la construcción de una cultura de la masculinidad, de la complicidad, de la opresión.[27]
Para poder desarrollar estrategias tan complejas de supervivencia el capital que para ellas estaba en juego era el social vinculado al cultural. Si fue un caso de éxito, es porque la estrategia de inversión social —para obtener y utilizar la información legal de los albergues, conocer sus derechos humanos, solicitar asesoría legal, psicológica y de cuidado—, aunada a la pequeña red familiar con la que se cobijaban, les proveyó de la malla mínima de seguridad y bienestar para continuar su tránsito migratorio.
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- Conclusiones
Es conveniente enfatizar que en este documento se analizaron las causas macroestructurales por las cuales las caravanas —o el migrar en grupos familiares— se han convertido en estrategias de inversión social y de supervivencia; pero conviene aclarar que, aun con estas nuevas formas de migración, la represión y la violencia siguen en aumento.
Entre un cúmulo de casos específicos de feminicidios, homicidios y múltiples violaciones a los derechos humanos, la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica (RJM–CaNa), en conjunto con diversos colectivos, ha realizado innumerables denuncias a causa del uso ilegítimo y excesivo de la fuerza contra la comunidad migrante, para exigir el alto a las políticas de contención que violan los derechos de las personas migrantes y con necesidades de protección internacional; el respeto, garantía y restitución de los derechos de las personas en movilidad, y el cese de la criminalización y el respeto de la labor de defensa a quienes acompañan y visibilizan violaciones a los derechos humanos de personas en movilidad.[28]
Hay que subrayar que en este tipo de violencia tienen participación el estado y el crimen organizado, así como que la migración colectiva es consecuencia del desplazamiento forzado de los migrantes de su lugar de origen, al igual que de las políticas represivas contra ellos, y no la causa del problema. Es decir, que las personas se han visto forzadas a dejar su hogar y organizarse colectivamente para disminuir, en la medida de lo posible, la vulnerabilidad que les implica transitar por un país como el nuestro, y no como una forma inoportuna de habitar un lugar de tránsito.
También conviene hacer hincapié en que hay situaciones de género, para las mujeres, las niñas y las personas de la comunidad LGBTTTIQ, que se suman a estas políticas de desalojo y maltrato, y que es necesario atender de manera diferenciada a las mujeres y las niñas, particularmente a las que viajan solas, que son más susceptibles a diversas formas de violencia, incluido el feminicidio.
Finalmente, es uno de los intereses centrales de este análisis poner de manifiesto que, para atender este problema, se requieren muchas acciones coordinadas en distintas escalas. En el nivel macro, atención al mercado del despojo, es decir, los corporativos que están expulsando masivamente personas de su lugar de origen, así como al capitalismo gore, un capitalismo de excesos que provoca estos movimientos de grupos completos. En el nivel meso y microestructural, atender los problemas que provocan quiebres en las familias centroamericanas y la presencia de maras, pandillas y otros grupos delincuenciales, así como las violencias de género y personal.
[*] Licenciada en Ciencias de la Comunicación, maestra en Filosofía y Ciencias Sociales y en Comunicación de la Ciencia y la Cultura, así como doctora en Estudios Científico–Sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Profesora y consultora en materia de equidad y género en el ITESO y en distintas instituciones gubernamentales y organizaciones civiles. Especialista en el tema de filosofía y poder. Ha estudiado temas vinculados al género, la migración, la violencia y el poder.
[1] Valencia, S. Capitalismo gore, Melusina, Santa Cruz de Tenerife, 2010.
[2] “Sin lugar en el mundo. Desplazamiento forzado de mujeres por Guadalajara”, en FM4 Paso Libre, Guadalajara, noviembre de 2017. Recuperado de https://fm4pasolibre.org/wp-content/uploads/2018/07/SIN-LUGAR-EN-EL-MUNDO.-DESPLAZAMIENTO-FORZADO-DE-MUJERES-POR-GUADALAJARA.-VERSIO%CC%81N-DEFINITIVA.pdf
[3] Ejemplos de ello se pueden consultar en Enviromental Justice Atlas. “Environmental Conflicts in Honduras”, en Environmental Justice Atlas, 2021. Recuperado de https://ejatlas.org/country/honduras
[4] Meléndez, J. “Más de 120 ecologistas han sido asesinados en Honduras desde 2010”, en El País, 31 de enero de 2017. Recuperado de http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/31/america/1485900562_925453.html
[5] FM4 Paso Libre & Dignidad y Justicia en el Camino. “El desafío de transitar–vivir en la ciudad para las personas migrantes en Guadalajara”, en FM4 Paso Libre, Guadalajara, 2015, p.57. Recuperado de https://fm4pasolibre.org/wp-content/uploads/2018/07/INFORM1.pdf
[6] Idem.
[7] “Sin lugar en el mundo…”, en FM4 Paso Libre, op. cit.; fm4 Paso Libre & Dignidad y Justicia en el Camino. “El desafío de transitar…”, op. cit.; FM4 Paso Libre & Dignidad y Justicia en el Camino. “Migración en tránsito por la Zona Metropolitana de Guadalajara: actores, retos y perspectivas desde la experiencia de fm4 Paso Libre”, en fm4 Paso Libre, Guadalajara, 2013. Recuperado de https://fm4pasolibre.org/wp-content/uploads/2018/07/InfomeFM4-VF_18_impresio%CC%81n.pdf
[8] “La caravana de migrantes centroamericanos 2018. Diagnóstico y propuesta de acción”, en El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, 13 de diciembre de 2018. Recuperado de https://www.colef.mx/estudiosdeelcolef/la-caravana-de-migrantes-centroamericanos-en-tijuana-2018-diagnostico-y-propuestas-de-accion/
[9] FM4 Paso Libre & Dignidad y Justicia en el Camino. “El desafío de transitar…”, op. cit.; FM4 Paso Libre & Dignidad y Justicia en el Camino. “Migración en tránsito…”, op. cit.
[10] “Desplazamiento forzado nuevo alcanza récord”, en Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 2017. Recuperado de http://www.acnur.org/recursos/estadisticas/
[11] Martínez Hernández–Mejía, I. “Reflexiones sobre la caravana migrante”, en Análisis Plural primer semestre de 2018: El efecto AMLO, ITESO, Tlaquepaque, enero–junio de 2018, pp. 231–248.
[12] “La caravana de migrantes…”, en El Colegio de la Frontera Norte, op. cit, p.5.
[13] “Logra caravana primeras denuncias en Tamaulipas por desaparición de migrantes”, en Movimiento Migrante Centroamericano, 28 de noviembre de 2016. Recuperado de https://movimientomigrantemesoamericano.org/2016/11/28/logra-caravana-primeras-denuncias-en-tamaulipas-por-desaparicion-de-migrantes/
[14] “Control migratorio en México”, en Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, 19 de septiembre de 2016. Recuperado de https://www.wola.org/es/2016/09/migration_enforcement_in_mexico/
[15] “La caravana de migrantes…”, en El Colegio de la Frontera Norte, op. cit, p.6.
[16] Idem.
[17] “La tragedia al volcar un tráiler con 150 migrantes en México”, en El País, 10 de diciembre de 2021. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2021/12/10/album/1639095884_135112.html
[18] Bourdieu, P. “Las formas del capital. Capital económico, capital cultural y capital social”, en Poder, derecho y clases sociales, Desclée, Barcelona, 2000, p.150.
[19] González–Arias, A.G. “El estudio de la migración en tránsito, definición y proceso de análisis”, en González–Arias, A.G. & Aikin, O. (Coords.), Procesos migratorios en el occidente de México (pp. 17–47), iteso, Tlaquepaque, 2017, p.33.
[20] Irineo es una persona que, si bien ayuda a los migrantes, en el gremio de los albergues es conocido como una persona de trato difícil. Esta persona perdió a su padre, quien era migrante ilegal en la frontera, y desde entonces se tomó la “misión” de ayudar a otros migrantes.
[21] Chavel, S. “El biopoder en acción: el concepto de migración”, en B. Bolaños, Biopolítica y migración. El eslabón perdido de la globalización, uam Cuajimalpa, México, 2015, pp. 29–52, p.33.
[22] Peña–Collazos, W. “La violencia simbólica como reproducción biopolítica del poder”, en Revista Latinoamericana de Bioética, vol. 9, núm. 2, 2009, pp. 69–75.
[23] Ibidem, p.73.
[24] “Sin lugar en el mundo…”, en fm4 Paso Libre, op. cit.
[25] Parella, S. & Cavalcanti, L. “Una aproximación cualitativa a las remesas de los inmigrantes peruanos y ecuatorianos en España y su impacto en los hogares transnacionales”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, vol. 116, núm.1, 2017, pp. 241–257.
[26] Coleman, J.S. “Social Capital in the Creation of Human Capital”, en The American Journal of Sociology, vol.94, 1988, pp. 95–120.
[27] París–Pombo, M. Violencias y migraciones centroamericanas en México, El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana / Baja California, 2017, p.33.
[28] Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica. “Frontera Sur: Monitoreos”, en Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2016. Recuperado de http://caravanamigrante.ibero.mx/frontera-sur