Exploraciones

doi: 10.31391/rzwg1k17                              Recepción: 14–08–2024                                                  Aprobación: 03-09-2024

Cuando perder es impensable: reflexiones sobre la inaceptabilidad de la derrota en las elecciones de 2024

Pablo Zayas Morales
Estudiante del iteso
pablo.zayas@iteso.mx
orcid: 0009–0009–6604–4122

Zayas, P. (2024). Cuando perder es impensable: reflexiones sobre la inaceptabilidad de la derrota en las elecciones de 2024 Análisis Plural, (8).

Resumen:

En este ensayo propongo una reflexión sobre algunos de los elementos retóricos utilizados por la oposición en las elecciones de 2024 en México que implican una inaceptabilidad de la derrota, y las consecuencias y responsabilidades de ello. Estos elementos tienen que ver con la caracterización de la 4T o Claudia Sheinbaum como actores ilegítimos, radicales o inherentemente antidemocráticos.

Abstract:

In this essay I propose a reflection on some of the rhetorical elements deployed by the opposition in the 2024 Mexican elections, which imply an unacceptability of defeat, and the consequences and responsibilities thereafter. These elements are related to the characterization of the 4T or Claudia Sheinbaum as illegitimate, radical, or inherently antidemocratic actors.

Palabras clave:

elecciones, aceptabilidad de la derrota, erosión democrática, autoritarismo, análisis del discurso.

Keywords:

elections, acceptability of defeat, democratic backsliding, authoritarianism, discourse analysis.



Introducción

Dictadura o democracia, esa era la narrativa que proponía la campaña de la coalición del pri, pan y prd para impulsar a Xóchitl Gálvez y otros candidatos en contra de las opciones de la coalición Morena–pt–pvem, la 4T. Desde esta perspectiva, era difícil aceptar la derrota, porque el costo de esto era posiblemente perder la democracia total o parcialmente.

Algunos mexicanos consideraron que la democracia estaba en riesgo por muchos motivos, no siempre por los mismos, pero siempre señalando que el peligro se encontraba en la 4T. Esta retórica fue puesta en marcha por personas dentro y fuera de los aparatos partidistas, lo que hace difícil saber quién es responsable de qué. A pesar de ello, a quienes corresponde una reflexión de las posibles consecuencias de su retórica es a los políticos de la oposición debido a su control desproporcionado de las narrativas de la elección.

La inaceptabilidad de la derrota puede llevar a la judicialización de la elección o a la rebelión. Pero, con un margen de victoria tan amplio de Claudia Sheinbaum frente a Xóchitl Gálvez era muy improbable conseguir revertirla. Incluso en los casos en los que sí se hicieron impugnaciones los resultados se mantienen estáticos en su mayoría. Tampoco hubo grandes movilizaciones sociales contra los resultados de la elección, lo que señala que la mayoría de la gente los acepta.

En este trabajo presento una introducción a los conceptos principales en la que discuto el entendimiento de la inaceptabilidad de la derrota en esta coyuntura, y delimito lo que se entiende por oposición para los propósitos de este argumento. Posteriormente, presento evidencia y análisis de los principales elementos discursivos de la inaceptabilidad de la derrota, dividiéndolos en sus elementos principales. Finalmente, discuto las responsabilidades asociadas a estos comportamientos para establecer criterios con los que evaluar los discursos sobre la inaceptabilidad de la derrota.

Definición de la inaceptabilidad de la derrota

La democracia, para funcionar, necesita tener las características de un juego justo. No obstante, como en todo juego, además de las reglas, también importan las cualidades de los jugadores.

En México uno de los principales referentes para entender el concepto de aceptabilidad de la derrota es la conferencia “La aceptabilidad de la derrota, esencia de la democracia” que impartió Felipe González, expresidente de España (1999). Definió la aceptabilidad de la derrota como la capacidad de que sea posible para los actores políticos aceptar que podrían perder o ganar bajo condiciones de incertidumbre del resultado de las elecciones. Considera que esto depende de la garantía de condiciones equitativas por medio de arreglos institucionales. Estos arreglos institucionales corresponden a una definición maximalista de la democracia, y van desde la forma de los medios de comunicación, hasta la legislación electoral, etcétera.

Adam Przeworski (1999) considera que existe estabilidad democrática cuando los ganadores de las elecciones tienen certeza de que los perdedores aceptarán los resultados, y los perdedores tienen certeza de que se celebrarán más elecciones en el futuro. Dos precondiciones para esto es que sea más cara la rebelión que la democracia, y que exista competitividad en las elecciones. De manera sintética, el menoscabo de la aceptabilidad de la derrota pone en riesgo la democracia, y el debilitamiento de la democracia hace menos aceptable la derrota.

Cuando la oposición planteaba que la democracia estaba en riesgo, en ocasiones hacía referencia al sentido minimalista —el electoral— y en otras al maximalista —los rasgos de la democracia—. Por tanto, no podemos analizar la aceptabilidad de la derrota sólo a partir del modelo de Przeworski. En una interpretación más acorde con la conferencia de Felipe González, la aceptabilidad de la derrota requiere la creencia de que continuará existiendo el conjunto de arreglos institucionales que los actores consideran que constituyen la democracia.

Qué es la oposición

A primera vista, la oposición era la alianza pri–pan–prd. Pero, además del aparato partidista, hubo otros actores que respaldaron la candidatura de Xóchitl Gálvez desde afuera de los partidos. El encuadre de la elección en términos de “democracia o no” fue uno de los artefactos discursivos más comunes, independientemente de la pertenencia a los partidos. No sólo fueron los militantes de los partidos de la coalición Va por México, sino figuras públicas —notoriamente aquellos 200 personajes que firmaron un desplegado a favor de Xóchitl—, medios de comunicación alternativos —como Atypical tv— y otras entidades de la sociedad civil.

Una figura central en la campaña fue la llamada “Marea Rosa”. Esta figura tuvo antecedentes desde 2022, cuando se realizaron marchas en defensa del Instituto Nacional Electoral (ine) frente a reformas que, entre otras cosas, buscaban disminuir su presupuesto.1 Estas movilizaciones fueron denominadas marchas rosas, y coincidieron con diversas propuestas de reforma electoral generadas por Morena, ya que argüían que éstas menoscabarían la democracia.

Ya en el periodo electoral, varias de las mismas figuras que estuvieron presentes en las marchas rosas previas respaldaron la idea de Gálvez como una candidatura ciudadana. Así, la Marea Rosa se convirtió en un término que hacía referencia a la idea de una gran multitud de ciudadanos, organizaciones civiles y grupos políticos que se oponían a la 4T. Desde el comienzo, la articulación de la oposición estuvo vinculada con temores por el fin de la democracia debido a cambios en sus instituciones.

A continuación, describiré las narrativas presentadas por la oposición que consideraban la posibilidad de su derrota como un peligro para la democracia. Estos discursos comenzaron antes de la elección, manteniéndose en algunos casos en el escenario postelectoral, pero con menor fuerza.

Desarrollo

El origen de la descalificación

El encuadre de la elección como una disyuntiva entre democracia y autoritarismo tenía antecedentes en las elecciones de 2006 y 2018 por las campañas que se dirigieron contra López Obrador. Jorge Castañeda, excanciller de Vicente Fox, dijo “en voz alta (lo que otros murmuraban)”, que el candidato que va en desventaja y con negativos altos, y compite contra un candidato con negativos bajos, debe usar una campaña negativa (Castañeda, 8 de marzo de 2024).

En efecto, la campaña negativa definió la estrategia electoral de la oposición, desde los debates presidenciales, particularmente el segundo, hasta algunas de las frases comunes en redes sociales. Algunas de las ideas másrepetidas fueron “Nos vamos a convertir en Venezuela”, “Morena es el nuevo pri” y “Las elecciones de 2024 podrían ser las últimas”, “Es una elección de Estado” y “narcocandidata”; todas ellas sinécdoques de que Claudia Sheinbaum no era una opción democrática.

La oposición planteó que la candidatura de Sheinbaum representaba la llegada a México de un movimiento de izquierda incompatible con el Estado de derecho, un desmantelamiento de la transición democrática, la desaparición de la democracia electoral, un fraude electoral orquestado por el gobierno y una intervención de actores ilegítimos en el proceso electoral. Estas premisas, no siempre expresadas juntas y, a veces vinculadas en los razonamientos que las justificaban, son los motivos principales por los que, para la oposición, la derrota no era aceptable.

Discursos sobre el desmantelamiento de la transición democrática

Las Marchas Rosas fueron el movimiento más emblemático de la oposición. Comenzaron el 13 de noviembre de 2022, con la primera marcha en contra del plan A de la reforma electoral, y fueron continuadas en febrero de 2023 contra el plan B, febrero de 2024 contra el plan C y el 19 de mayo de 2024 explícitamente en apoyo de la candidatura de Xóchitl Gálvez por la presidencia y de Santiago Taboada por la jefatura de Gobierno. Podemos asociar estas marchas con la oposición porque se admitió en una minuta del pan que personajes como Santiago Creel y Marko Cortés, integrantes de este partido, coadyuvaron a la organización de las marchas desde 2022 (Raziel, 8 de mayo de 2024).

La movilización de la oposición alrededor de la posibilidad de una reforma al ine se fundamenta en la consideración de que el ife, y luego el ine, son instituciones indispensables para la transición democrática. Lo que genera la inaceptabilidad de la derrota es la interpretación de la reforma, en palabras de Lorenzo Córdova en la Marcha Rosa del 18 de febrero de 2024, como la “desaparición” del ine, “perder la principal garantía para tener elecciones libres y volver al control del gobierno sobre los comicios” (Espino, 20 de febrero de 2024).

Córdova, único orador de la marcha del 18 de febrero, también hablaba de otros organismos autónomos como el inai, y del Poder Judicial, sobre los cuales la 4T impulsó reformas (Espino, 20 de febrero de 2024). En referencia a la consideración de haber perdido la democracia, Denise Dresser dijo el 4 de junio que “le entristecía que [los mexicanos] volvieron a ponerse las cadenas que les quitamos" (Proceso, 4 de junio de 2024), es decir, que los mexicanos habían decidido volver al estado previo a la transición.

Discursos sobre una elección de Estado

Días antes, Dresser consideró que ya se trataba de una elección de Estado, a pesar de que la elección estaba en manos de un organismo autónomo —lo cual excluye la definición estricta— porque, en su perspectiva, los programas sociales usan recursos de manera que coercionan el voto (Vargas, 30 de mayo de 2024). La noción de que los programas sociales “representaban el dispositivo principal del uso clientelar de los recursos públicos y el instrumento por medio del cual los gobiernos forzaban a los beneficiados a votar en favor de los partidos dominantes o hegemónicos, oficiales” forma parte del transicionismo desde sus albores (Aguilar, 2015).

Los programas sociales, por su connotación izquierdista, fueron particularmente criticados con narrativas de que reducían la autonomía de los votantes, o que eran injustos. Héctor Aguilar Camín, por ejemplo, dijo que el resultado de las elecciones significaba que los votantes mexicanos son “comprables y de muy baja intensidad” (Vázquez, 6 de junio de 2024).

Representación de la 4T como extremista

Abundaban rumores extremos de que Claudia Sheinbaum u otros integrantes de su coalición arrebatarían propiedades o beneficios a la ciudadanía para entregárselos a una masa pasiva que extendía su mano para recibirlos —como si esto fueran los programas sociales—. Algunos de los casos más extremos fueron supuestas propuestas de reforma a la constitución que eliminarían la propiedad privada, basados en su mayoría en el documento Nueva Constitución Mexicana, que en realidad fue redactado por organizaciones no relacionadas a la 4T (afp, 9 de mayo de 2024).

Las acusaciones de que la 4T, o amlo, son una corriente de izquierda radical, incompatible con el Estado de derecho, no son nuevas. Desde el rumor que corrió en 2006 de que el presidente planeaba expropiar los domicilios privados hasta la acusación de Javier Alatorre de que la reforma a los libros de texto implicaba la presencia del “virus del comunismo” (Sputnik, 3 de agosto de 2023).

Representación de Sheinbaum como fría y autoritaria

Es interesante, no obstante, que en el caso de Sheinbaum las acusaciones de autoritarismo giraban en torno a su personalidad y no a su ideología —quizá por su género. Por ejemplo, el mote que Gálvez le dio en el primer debate presidencial, “dama de hierro”, que fue repetido por periodistas relevantes como Raymundo Riva Palacio (10 de abril de 2024) y otros. Era de particular interés para ciertos periodistas el temple, el modo de hablar y de mirar en los debates, antes que los dichos particulares de Sheinbaum para señalar que es una persona autoritaria. Otros motivos por los cuales se llamó autoritaria a la candidata de la 4T fueron su respaldo a las propuestas de reforma de organismos autónomos, electoral, judicial y otras que se analizan por separado.

Representación de la mayoría como tiranía

Similar pero independiente de las exageraciones de las tendencias de izquierda de la 4T era la representación de la política de mayorías como una política tiránica. No sorprende, dado el escepticismo sobre la “calidad” de los votantes mexicanos. Las exhortaciones reiteradas que hacía Xóchitl Gálvez de “despertar” o “abrir los ojos” implicaban que el apoyo a la 4T venía de la inconsciencia.

La denominación que otorgaron los dirigentes de los partidos de la oposición a Gálvez de ser una candidata ciudadana rogaba la pregunta: si Xóchitl es la candidata de los ciudadanos, ¿de quién es candidata Claudia? Los ciudadanos parecieron definirse a lo largo de la campaña como la alternativa al pueblo, con connotación de prole. Un ejemplo de esta narrativa de ciudadanos en vez de prole es la propuesta de campaña de Xóchitl Gálvez de crear la tarjeta Sí sí, en el sentido de sí trabajo y sí estudio, para diferenciarse de la idea de programas sociales para ni nis, que ni estudian ni trabajan. Es decir, implicando que la ventaja electoral de la 4T dependía de una masa de personas ignorantes, pasivas o manipuladas.

La oposición se concebía a sí misma como amenazada por la política de masas desde tiempo antes. El 15 de julio de 2020 treinta personas —entre ellas Castañeda, Dresser, Krauze y otros— firmaron un desplegado “a favor del pluralismo democrático” y “en contra de la deriva autoritaria”. Esta noción de que la plataforma política de la coalición Sigamos Haciendo Historia es monótona y unívoca y por tanto antidemocrática se mantuvo durante las elecciones, con dichos como que Sheinbaum “no escucha a nadie” o es “inflexible”, que fueron repetidos por personalidades en los medios de oposición y en la política electoral.

Descalificación de Sheinbaum como narcocandidata

De todas las acusaciones generadas, la más sensible fue, sin duda, la de que era una narcocandidata. Aunque no hubo evidencia de que Sheinbaum participó directamente en el narcotráfico, que recibió dinero de los cárteles o que estaba trabajando para los intereses del crimen organizado de alguna manera, es imposible subestimar la severidad de ello. De ser cierto, simbolizaría un grado extremo de captura del Estado mexicano y la ilegitimidad de Sheinbaum.

Estas acusaciones tienen su raíz en una investigación de la dea contra amlo que se detuvo por falta de pruebas.2 (Camhaji y Vidal, 22 de febrero de 2024). A partir del segundo debate presidencial Gálvez acusó a Sheinbaum de ser la “candidata de un narco partido [...] que además le rinde culto a la Santa Muerte” (Canal N+, 2024, 2m00s) mezclando el rechazo al narco con una especie de pánico satánico. Posteriormente, en una entrevista con Ciro Murayama, Gálvez admitió que esta descalificación se desprendía de un capítulo, La Heredera, de un libro que no leyó, de la periodista Anabel Hernández (Canal N+, 2024, 2m00s).

Una vez aceptada la creencia de que Sheinbaum estaba colaborando con el narco, cualquier otra cosa era aceptable. Por ejemplo, que Gálvez reconoció su derrota de 30 puntos porcentuales porque secuestraron a su hijo, mentira que se difundió por redes sociales como X y WhatsApp (Dorantes, 5 de junio de 2024), o que Luis Cresencio Sandoval, secretario de Defensa, estaba movilizando a las fuerzas armadas para impedir la toma “ilegítima” de posesión de Sheinbaum (Animal Político, 31 de mayo de 2024).

Concluyendo, algunas preguntas sobre la honestidad

En la política, a diferencia del periodismo o de un juicio, no es necesario poder probar algo para poder decirlo. Sin embargo, debe existir algún estándar para separar lo que es correcto decir de lo que no. No conviene decir o guardar silencio sólo porque algo puede tener consecuencias incómodas; entonces estaríamos validando el ocultamiento de los defectos del Estado solamente para favorecer la gobernabilidad. Aclaro: no se debería dejar de denunciar la erosión democrática, incluso si la consecuencia de la denuncia es la inaceptabilidad de la derrota, si se hace honestamente.

En cambio, el punto de partida es una pregunta: ¿qué tan extremas pueden ser las denuncias de la oposición antes de que estas mismas contribuyan a la erosión democrática? Consideremos dos formas de analizar el discurso de la oposición: en un caso, puede ser que el punto de partida era una creencia auténtica de que la democracia mexicana estaba en riesgo; en el otro caso puede ser que esta narrativa se usó —inefectivamente— para ganar ventaja en las elecciones.

El asunto no puede zanjarse tan fácilmente porque, así como es evidente que algunos de los temores de la oposición de que cambiaran las condiciones que constituyen su concepto de la democracia eran justificados —como la desaparición de algunos organismos autónomos o una reforma al Poder Judicial—, también es evidente que otras cosas carecían de evidencia, como la acusación de narcocandidata. Entonces aparece otra pregunta, que dejo abierta: ¿está justificado exagerar o fabricar motivos para demostrar algo que sí creemos? Es decir, ¿qué pasa si las veces en las que la oposición fabricó mentiras para retratar a la 4T como antidemocrática lo hizo porque tenía otros motivos para pensar que era antidemocrática?

Hay todavía otra complicación para la evaluación del discurso de la oposición: ¿qué pasa con todas las personas que salieron a marchar con la Marea Rosa, que repitieron los discursos que advertían del peligro de la 4T porque lo creían, etc.? ¿Podemos culpar a un ciudadano por confiar en lo que dicen los políticos que siente que lo representan o por creer en los periodistas que prefiere, por aceptar lo que dicen los denominados intelectuales? No parece sencillo establecer una responsabilidad desde esa perspectiva, sobre todo porque las personas somos más propensas a creer en algo si esto confirma otra cosa que ya creemos, por ejemplo, creer que Gálvez reconoció su derrota porque secuestraron a su hijo, si ya creemos que amlo y Morena trabajan de la mano del Cártel de Sinaloa.

Dicho todo esto, me parece que hay responsabilidades implícitas y explícitas que no justifican mentir, incluso si fuera por un propósito grandioso, como defender la democracia. Específicamente en el caso de académicos y periodistas, las personas tienen derecho a esperar que hablen desde el cuestionamiento de lo que se puede probar y lo que no. Algunos lo hicieron en algunos momentos, como Lorenzo Córdova al explicar por qué el resultado de la elección era incontestable (Norte Digital, 5 de junio de 2024). Aun así, vale la pena preguntarnos, ¿lo hicieron lo suficiente? ¿Lo hicieron con vehemencia? Aquellos intelectuales que públicamente simpatizaban con Xóchitl Gálvez como Krauze y Aguilar Camín, ¿fueron responsables pensando también en los peligros de los discursos que impulsaban la causa de su candidata? Dejo abiertas esas dos preguntas.

Finalmente, sobre aquellos que formaron parte de la campaña de la oposición, ya fuera desde los partidos, como asesores o como candidatos, es evidente que el discurso de que la 4T es una amenaza contra la democracia no logró el resultado esperado. Sabemos, también, que las elecciones se llevaron a cabo con relativa tranquilidad y que, al menos según el Tribunal Electoral, parece que no hay motivos para no reconocer los resultados. Además, no hay muestras significativas de que la ciudadanía esté negándose a aceptar los resultados de la elección, afortunadamente para la salud de la democracia.

Si este discurso se puso en marcha para ganar aun en el caso de la derrota, haciendo inaceptable reconocerla, la acusación de ser un peligro para la democracia es, también, una confesión. No podemos saberlo, pero sí podemos sospecharlo. Recordemos cuando, a media campaña, Jorge Castañeda, en una conversación con Héctor Aguilar Camín, dijo: “En un escenario donde Claudia Sheinbaum gana por siete, ocho o nueve puntos, menos de dos dígitos [...] yo creo que la oposición debe impugnar, no reconocer la elección” (Canal N+, 2024, 47m34s).

Las consecuencias de este discurso, aunque menores, se extienden hasta después de la elección, más allá de los límites de la racionalidad política. Esto quedó claro en la concentración de la Marea Rosa afuera de las oficinas del ine el 11 de agosto. El propósito explícito del evento era protestar contra la sobrerrepresentación, a pesar de que este fenómeno no estaría en contradicción con la Constitución ni con la asignación de curules en legislaciones anteriores. Sin embargo, mientras varios de los asistentes confesaban que creían que el triunfo de Claudia Sheinbaum fue un fraude, Xóchitl Gálvez coreaba, de fondo: “¡Anulación de la elección! ¡Anulación de la elección!” (El Canal de Hernán Gómez, 2024, 4m30s).

Bibliografía

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Camhaji, E. y Vidal, M. (22 de febrero de 2024). Estados Unidos confirma que no tiene una investigación en curso contra López Obrador. El País. https://elpais.com/mexico/2024-02-23/estados-unidos-confirma-que-no-tiene-una-investigacion-en-curso-contra-lopez-obrador.html

Dorantes, E. (5 de junio de 2024). Falso que hayan secuestrado al hijo de Xóchitl y que por ello reconoció la victoria de Claudia. Animal Político. https://animalpolitico.com/verificacion-de-hechos/desinformacion/secuestro-hijo-xochitl-galvez-elecciones

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Espino, L. (20 de febrero de 2024). El discurso de Lorenzo Córdova y lo que la “marea rosa” necesita. Letras Libres. https://letraslibres.com/politica/luis-antonio-espino-discurso-lorenzo-cordova-marea-rosa/

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N+ (27 de mayo de 2024). Importancia de votar este 2 de junio / Es la Hora de Opinar – 27 de mayo de 2024 [Archivo de video] YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=m-cacEJ_hM8

Norte Digital Redacción (5 de junio de 2024). El triunfo de Morena es incontestable, asegura Lorenzo Córdova. Norte Digital. https://nortedigital.mx/el-triunfo-de-morena-es-incontestable-y-no-hubo-fraude-asegura-lorenzo-cordova/

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Vázquez, M. (4 de junio de 2024). “Comprables, ciudadanos de baja intensidad”: Héctor Aguilar Camín continúa insultando a los que votaron por Morena en Televisa. Quinto Poder. https://bit.ly/3ZDhqrV

1 Estas reformas son un proceso complejo que se inició en 2021 y ha pasado por varios cambios. En su planteamiento original, el llamado plan A, buscaban reducir el tamaño del ine, convertir el congreso de la unión en un organismo representativo, en vez de mixto, aumentar la participación de servidores públicos en las campañas, etc. Se puede aprender más en el siguiente enlace: https://laboratorioelectoral.mx/leer/reforma_electoral_2024

2 La investigación trataba de presuntos nexos entre amlo y el narcotráfico, particularmente el Cártel de Sinaloa, durante la campaña presidencial de 2006. No obstante, la titular de la sre, Alicia Bárcena, anunció que era un caso cerrado, lo cual fue posteriormente confirmado por Liz Sherwood, asesora de seguridad de la Casa Blanca (Forbes, 7 de febrero de 2024).