doi: 10.31391/2v05kf49
CARTA EDITORIAL
“La leche viene del súper”. Es una respuesta que, de acuerdo con un estudio independiente realizado por Arla Foods Group, ha dado 11 por ciento de una muestra de 1,000 niños entre 6 y 11 años de edad; mientras que otro 21 por ciento confirma no saber de dónde proviene. Quizá, en parte, esto pueda deberse a que, según el mismo estudio, 1 de cada 10 infantes jamás ha visitado una granja (Barrett, 2020).
Si bien lo anterior puede que se subsane con el paso del tiempo y la experiencia educativa, ya insinúa una desconexión de la infancia con los orígenes de lo que consumimos. Es lo que denuncia Pablo Kummetz (2011), citando a Ivan Kempeneers de la asociación de ganaderos belga Landelijke Gilden: “Los niños han perdido capacidad de relacionar el alimento que ingieren en casa con su origen”.
Ahora, aunque el tiempo y la educación se encarguen de develar a la juventud el verdadero origen de la leche de vaca y de otros alimentos, desafortunadamente, la desconexión no siempre se elimina del todo. Y esto suele manifestarse en un desprestigio de las actividades agropecuarias por parte de los ya adultos que viven dentro de la esfera de las grandes urbes, lejos del campo; lo cual, de alguna manera, termina perjudicando al campesinado mismo. Al respecto, continúa Kummetz (2011) citando a Kempeneers: “Hemos notado que el nexo entre el consumidor final y los ganaderos es cada vez más débil. Creemos que es totalmente injusto porque los agricultores están perdiendo el reconocimiento que la sociedad les debe por su esfuerzo”.
Puede que el reconocimiento del campesinado, junto con todo lo que implica la producción de la mayoría de los alimentos básicos que consumimos a diario, sea un primer paso hacia una economía más solidaria, más sustentable, más humana. Y justamente por eso es que decidimos conceder a ese sector un papel protagónico en este décimo número de Análisis Plural. En ese sentido, un viraje hacia lo otro, lo distinto con lo cual no solemos relacionarnos, tiene el potencial de abrir nuestro horizonte hacia formas de economía otras, distintas, que, además de tomar en cuenta a los agricultores y ganaderos, parten de ellos para constituir alternativas al capitalismo con el que estamos tan acostumbradas o acostumbrados a convivir en nuestro actuar cotidiano.
Invito, entonces, a nuestras lectoras y lectores a adentrarse con esa apertura en los contenidos del número, el cual —me animo a adelantar— esta vez presenta trabajos en formatos que, en línea con esa misma apertura a lo otro y lo distinto, no habíamos publicado antes desde la nueva época de la revista. Puede que en su lectura y contemplación se manifieste alguno que otro descubrimiento, tal vez no comparable a descubrir que la leche proviene de las vacas, pero sí que oriente a la reflexión y a la sensibilización.
Antonio Cham Fuentes
Editor
Bibliografía
Barrett, D. (27 de noviembre de 2020). One in five children don't know where milk comes from... and more than 10% believe it's produced in a supermarket, new study shows. Daily Mail. Recuperado el 22 de abril de 2025 de https://www.dailymail.co.uk/news/article-8991989/One-five-children-dont-know-milk-comes-from.html
Kummetz, P. (2 de abril de 2011). ¿De dónde vienen los huevos o la leche? Deutsche Welle. Recuperado el 22 de abril de 2025 de https://www.dw.com/es/de-d%C3%B3nde-vienen-los-huevos-o-la-leche/a-14962728